Este es un producto que se vende en las tiendas de comida oriental, pero no siempre se encuentra. Se le llama mermelada, pero en realidad es un condimento pastoso con pinta de mermelada que se usa para cocinar algunos platos (bastantes) de esta deliciosa cocina. En este blog se ha usado en la receta del curry tailandés de pollo con boniatos y setas (แกงไก่ใส่มันหวานและเห็ด) con guarnición de migas y en la de la sopa tailandesa de langostinos y setas (Tom Yum).
Además, este condimento es como el gazpacho o el mole: cada casa tiene su propia receta. Os voy a poner aquí la que hemos usado nosotros. La ventaja es que si la metes en un bote de cristal y la tapas bien en la nevera, te durará mucho tiempo.
Ingredientes:
- 12 guindillas secas (de las pequeñitas, sin las semillas)
- 2 dientes de ajo
- 2 chalotas o una cebolla grandecita
- 25 g. de camarones secos (opcional, pero esa es la auténtica)
- 1 pastilla de azúcar de palma (30g) / sustituible por azúcar morena o miel
- 2 cucharadas salsa de pescado
- 2 cucharadas de pulpa de tamarindo.
- Aceite (yo uso de oliva, pero no es lo suyo, que no hay olivos en Extremo Oriente)
Elaboración:
- Freímos los camarones secos hasta que estén bien dorados, reservamos. Los camarones son opcionales. Si estás por Cádiz, puedes usar camarones hervidos de los que venden en cartuchitos.
- Quitamos las semillas del interior de las guindillas secas y las cortamos en trocitos. Si queremos que sea más picante, dejamos algunas semillas. Ni se te ocurra dejar muchas o esto no se lo comerá ni un adicto al chile habanero. Las sofreímos en aceíte y las retiramos.
- Doramos los ajos y las chalotas en el mismo aceite.
- En un robot o con batidora mezclamos y procesamos las guindillas secas, los camarones, el ajo y la cebolla. Como el gazpacho, lo tradicional es hacerlo en mortero, pero igual que el gazpacho, no creo que merezca la pena.
- En una sartén con un poco de aceite frío, se echa la pasta de la batidora, la salsa de pescado, el azúcar de palma y la pulpa de tamarindo. Encendemos el fuego y lo ponemos al mínimo y removemos todo durante unos minutos. Dejamos que se enfríe y envasamos.
Deben de predominar los sabores dulces sobre los picantes. Claro que todo va en gustos, pero recordad que en la comida tailandesa, la mazcla de ácido, salado, dulce y picante se da en todos platos. Es cosa vuestra encontrar el equilibrio más adecuado para vuestros paladares.
Esta receta está adaptada de mi bloguera cocinera tailandesa favorita Kwan Homsai y de una receta de Alejandro Zurdo. Ellos no son responsables de mis errores, solo de mis aciertos.